Domingo 14 de junio. Solemnidad del Corpus Christi. Procesión del Corpus. Era la primera de mons. D. Carlos Osoro como arzobispo de Valencia. D. Carlos, como manda el ritual, iba sin mitra, solideo ni báculo. La máxima representación en la citada procesión era el mismo Jesus Sacramentado que se ofrecía desde la Custodia a la gente de Valencia.Tras la custodia -se dice que es la más alta y grande del mundo- iba el arzobispo de Valencia. Serio, manos entrelazadas, gesto meditativo, y entre las manos ... el Rosario.
El prelado rezaba el Santo Rosario mientras procesionaba. Iba desgranando, una a una, las cuentas de las avemaría. ¡Qué ejemplo más edificante para los que tienen el rezo de Santo Rosario y la contemplación de sus Misterios, como una devoción anticuada, pasada de moda y de cuatro beatas!.
Digo yo que el prelado meditaría y rezaría los misterios Gloriosos. Los del domingo. Los vamos a recordar: la Resurrección del Señor; La Ascensión del Señor: La Venida del Espíritu Santo; La Asunción de Nuestra Señora y la Coronación de Nuestra Señora. Aunque tampoco hubiese sido descabellado que hubiese rezado - la solemnidad del día lo requería- los Misterios Luminosos. Los que creó el recordado Papa Juan Pablo II cuando sacó a la luz la encíclica sobre el Santo Rosario de la Virgen María. Vamos a recordarlos para que nadie los olvide. Son estos: El Bautismo de Cristo en el Jordán; la Aurorrevelación de Cristo en las Bodas de Caná; el Anuncio del Reino de Dios; la Transfiguración del Señor y la Institución de la Eucaristía.
Sea quienes fueran los Misterios que meditara y rezara el arzobispo de Valencia, lo bien cierto es que mons. D. Carlos Osoro demostró ser un enamorado de la Eucaristía y un enamorado de esta práctica de piedad que es el Santo Rosario. Gestos como los del prelado valenciano son los que necesitan el pueblo llano para salir de su letargo, avivar sus conciencias y ponerse en marcha.
D. Carlos con este gesto nos enseñó cómo hay que ir en una procesión. Serio, rezando, meditando, en este caso los misterios del Santo Rosario, y no saludando a unos y otros como se suele hacer o solemos hacer.
D. Carlos, que en el poco tiempo que se encuentra en Valencia ya se ha metido a los valencianos en el bolsillo, ha vuelto a dar en el clavo y nos ha enseñado cómo hay que estar en una procesión y más si como la del Corpus es honrando al mismo Jesús. ¡Que cunda el ejemplo!.
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