(Desde El Cañamelar, Valencia, José Angel Crespo Flor)
No descubro nada, creo, si digo que estamos en octubre, mes que la Iglesia dedica al rezo y contemplación del Santo Rosario. Es, por ello, creo, un buen momento para recordar que el pasado 16 de este mismo mes hizo 9 años (se rubricó en el 2002) de la publicación de la encíclica ROSARIUM VIRGINIS MARIAE (El Rosario de la Virgen María) donde el ahora Beato Juan Pablo II amplió el, hasta entonces, rezo habitual de esta Plegaria con los Misterios Luminosos (El Bautismo en el Jordan; La Autorrevelación en las Bodas de Caná; El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversion; La Transfiguracion y la Institucion de la Eucaristía), revolucionando en cierta manera lo que hasta entonces se entendía como el Santo Rosario. Revolución, o mejor ampliación, que la gente aceptó con agrado pues ello suponía un enriquecimiento de la plegaria más universal.
Como feligrés, perteneciente a la parroquia Nuestra Señora del Rosario del Cañamelar, no puedo sino animar a los que me leen a través de este blog a hacer del rezo y contemplación del Santo Rosario una practica habitual no tanto en Octubre, mes en el que estamos, sino durante todo el año. ¡Qué bonito es ver a una familia reunida en torno al Santo Rosario!. ¡Bonito, bello y edificante! pues ya se sabe el famoso dicho 'familia que reza unida, permanece unida'.
Por todo ello, pienso, es un buen momento, en los dias que quedan de Octubre, para releer, recordar y volver a descubrir esta bella carta apostólica del beato Juan Pablo II que supone el último avance de la Iglesia, hasta el momento presente, en torno a esta Plegaria mariana y cristológica que es el Rosario de la Virgen María. Un Rosario que desde el 16 de octubre de 2002 se compone de veinte misterios y no de los 15 (dolorosos, gozosos y gloriosos) que históricamente tenía esta plegaria.
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