(Desde El Cañamelar, Valencia, José Ángel Crespo Flor)
En esta serie que iniciamos con el Premio Nobel 2002 el escritor húngaro Imre Kertész sobre personalidades nacidas en 1929 hay que destacar con luz propia al hoy obispo emérito de Holguín (Cuba) monseñor Héctor Luis Peña.
Una personalidad en la Isla y prelado que trajo en persona la réplica de la Virgen de la Caridad del Cobre que hoy y desde el 9 de noviembre de 2003 se venera en la parroquia Nuestra Señora del Rosario del Cañamelar creando al mismo tiempo un hermanamiento entre el barrio de Cañamelar (Valencia) y la población cubana de Holguín (Cuba).
Pieza clave en todo ello fue el sacerdote cubano, entonces vicario parroquial del Cañamelar, Olbier Antonio Hernández Carbonell que removió todos los resortes para que la Imagen de la patrona de todos los cubanos pudiese llegar a Valencia, concretamente al templo de Nuestra Señora del Rosario iniciando desde entonces una nueva devoción en la parroquia. Devoción que tiene su punto culminante cada 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, que es también cuando en Cuba se celebra.
Ahora y desde el 2010 como Olbier ha pasado a trabajar como adscrito a Santa María del Mar, parroquía adscrita, como Nuestra Señora del Rosario, al arciprestazgo san Pío X y cuyo párroco es el sacerdote, periodista y poeta Antonio Díaz Tortajada, cada 8 de septiembre Olbier preside, como sacerdote cubano que es, una Misa Solemne en honor a la Patrona de todos los cubanos.
La Hermandad del Cristo de los Afligidos se siente especialmente vinculada con monseñor Héctor Luis Peña desde que este prelado presidió con el báculo de Ramón Crespo Gallart (+), hermano mayor perpetuo, el Lunes Santo de 2007.
Al finalizar la procesión del Señor, Patrono y Protector del Cañamelar el prelado donó su solideo, en señal de agradecimiento, para que estuviese siempre en el mismo camarín donde se encuentra durante el año la augusta imagen del Cristo de los Afligidos, que nació en 1943 del buril y de las manos de Carmelo Vicent Suria, " y me proteja en los quehaceres que todavía tengo que hacer por la Iglesia de Cuba y proteja también a toda la Isla"
Nacimiento:
Monseñor Héctor Luis Peña nació el 18 de octubre de 1929 en Velasco, San Andrés, archidiócesis de Santiago de Cuba, Cuba.
Educación:
Estudió humanidades y filosofía en el Seminario de San Basilio Magno de El Cobre y teología el de Santo Tomás de Aquino, Santo Domingo, República Dominicana.
Sacerdocio:
Fue ordenado el 26 de junio de 1955 en Santiago de Cuba. Trabajó como coadjutor, capellán de una comunidad religiosa y vicedirector de la Obra de las Vocaciones en Holguín. Después fue párroco de Victoria de las Tunas, de San Andrés y de Puerto Padre. Ultimamente era párroco de San Isidoro, en Holgumn, y vicario de la zona norte de la archidiócesis de Santiago de Cuba.
Episcopado.:
Fue elegido obispo titular de Novaliciana y nombrado auxiliar del administrador apostólico sede vacante de Santiago de Cuba, Mons. Pedro Meurice Estíu, obispo titular de Vegesela di Numidia, por el Papa Pablo VI el 12 de enero de 1970 y fue consagrado el 19 de marzo de 1970 en la iglesia de San Isidro en Holguín, por Mons. Cesare Zacchi, obispo titular de Zella, encargado de negocios de la nunciarura apostólica en Cuba, asistido por Mons. Pedro Claro Meurice Estíu, obispo titular de Teglata di Numidia, administrador apostólico, sede vacante, de Santiago de Cuba, y por Mons. Francisco Ricardo Oves Fernández, arzobispo de La Habana. Residió en la ciudad de Holguín.
El 8 de enero de 1979 al ser creada la diócesis de Holguín por el Papa Juan Pablo II, fue nombrado obispo de la misma. Renunció al gobierno pastoral de la diócesis de acuerdo con el canon 401 § 1 del Código de Derecho Canónico, el 14 de noviembre de 2005. Desde entonces y ya sin los agobios propios de obispo se dedica a trabajar por la Iglesia de Cuba "y así estaré hasta que Dios disponga llevarme junto a Él"
¡Virgen de la Caridad del Cobre.
Patrona de Cuba!
¡Dios te salve, María, llena de gracia!
Tú eres la Hija amada del Padre, la Madre de Cristo. nuestro Dios, el Templo vivo del Espíritu Santo.
Llevas en tu nombre, Virgen de la Caridad,
la memoria del Dios que es Amor el recuerdo del mandamiento nuevo de Jesús,
la evocación del Espíritu Santo:
amor derramado en nuestros corazones, fuego de caridad enviado en Pentecostés sobre la Iglesia, don de la plena libertad de los hijos de Dios.
¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús!
Has venido a visitar nuestro pueblo y has querido quedarte con nosotros como Madre Y Señora de Cuba, a lo Largo de su peregrinar por los caminos de la historia.
Tu nombre y tu imagen están esculpidos en la mente Y en el corazón de todos los cubanos, dentro fuera de la Patria, como signo de esperanza y centro de comunión fraterna.
¡Santa María. Madre de Dios Y Madre nuestra!
Ruega por nosotros ante tu Hijo Jesucristo,
intercede por nosotros con tu corazón maternal,
inundado de la caridad del Espíritu.
Acrecienta nuestra fe, aviva la esperanza,
aumenta y fortalece en nosotros el amor.
Ampara nuestras familias, protege a los jóvenes y a los niños, consuela a los que sufren.
Sé Madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia, modelo y estrella de la nueva evangelización.
¡Madre de la reconciliación!
Reúne a tu pueblo disperso por el mundo.
Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas
Amén.
que viniste como mensajera de paz,
flotando sobre el mar.
Tú eres la Madre de todos los cubanos.
A ti acudimos, Santa Madre de Dios,
para honrarte con nuestro amor de hijos.
En tu corazón de Madre ponemos
nuestras ansias y esperanzas,
nuestros afanes y nuestras súplicas;
Por la Patria desgarrada,
para que entre todos construyamos
la paz y la concordia.
Por las familias,
para que vivan la fidelidad y el amor.
Por los niños, para que crezcan sanos
corporalmente y espiritualmente.
Por los jóvenes para que afirmen su fe y
su responsabilidad en la vida y
en lo que da el sentido a la vida.
Por los enfermos y marginados,
por los que sufren en soledad,
por los que están lejos de la Patria,
y por todos los que sufren en su corazón.
Por la Iglesia Cubana
y su misión evangelizadora,
por los sacerdotes y diáconos,
religiosos y laicos.
Por la victoria de la justicia
y del amor en nuestro pueblo.
¡Madre de la Caridad,
bajo tu amparo nos acogemos!
¡Bendita tú entre todas las mujeres
y bendito Jesús, el fruto de tu vientre!
A Él la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos.
AMEN.
(con licencia eclesiástica)
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