En la audiencia general Benedicto XVI quiso recordar la figura y la obra de Pío X, su último predecesor proclamado santo. En efecto, el Papa Sarto fue beatificado y canonizado por Pío XII poco después de la mitad del siglo pasado, con un evidente relanzamiento en época contemporánea de la dimensión -que normalmente no se subraya en la Iglesia de Roma- de la santidad papal, a la cual tras la caída del poder temporal habían dado un primer impulso Pío IX y León XIII mediante una serie de confirmaciones del culto de Pontífices medievales.
Tiene un profundo significado la clave de lectura que de san Pío X quiso ofrecer su actual sucesor, esbozando el perfil, históricamente fundado y auténtico, de un Pontífice reformador. Gracias sobre todo a la impronta pastoral de su carácter, fuerte y al mismo tiempo apacible. Nacido, a diferencia de sus predecesores inmediatos, fuera de las fronteras del Estado pontificio, que ya estaba en el ocaso, Giuseppe Sarto recorrió todas las etapas del pastor de almas, y fue radicalmente pastor durante su vida, lejana por formación e índole de toda nostalgia "temporalista".
La reforma de la Curia romana y el comienzo de la codificación canónica, la atención clarividente a la formación del clero y a la de los fieles, el cuidado sabio de la liturgia, la preocupación por el depósito doctrinal de la Iglesia y por su profundización científica fueron las características más destacadas que Benedicto XVI recordó del pontificado del Papa Sarto. Del cual quiso subrayar como rasgo común la dimensión formativa.
Así, del gobierno reformador y pastoral de Pío X, en la presentación de su sucesor, cobran relieve la obra que desarrolló desde los años en que Sarto era párroco para la renovación de la instrucción catequética y la preocupación por la educación cristiana de los más pequeños. Esta se pone de manifiesto sobre todo en la decisión con la que el Papa rebajó la edad para tomar la primera comunión, anticipándola -"oportunamente" subrayó Benedicto XVI- "hacia los siete años de edad", es decir, "cuando el niño comienza a tener uso de razón" como se expresaba en el decreto Quam singulari cuyo centenario recordó en los pasados días nuestro periódico, en particular con la reflexión del cardenal Cañizares.
Y pastoral fue la relectura del punto más controvertido del pontificado de Pío X, es decir, la decidida condena del modernismo. Con el énfasis puesto en la defensa de la fe de los más sencillos, pero sin renunciar a una "profundización científica de la Revelación". Aunque la explicación de la santidad del Papa Sarto está en su unión con Cristo.
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