(Desde El Cañamelar y El Rosario, José Ángel Crespo Flor)
Ocurre muchas veces que tienes que profundizar en gentes importantes para ser más creíble. Así ¿Cuantas veces hemos hablado del Rosario y cuantas veces hemos indicado que si siempre es bueno rezar el Rosario en octubre, mes que la Iglesia dedica a esta practica de piedad lo es mucho más. Pues bien el siguiente relato no es nuestro. Es del propìo papa Benedicto XVI que, una vez mas, se ha mostrado como un gran defensor de esta Plegaria. Las palabras de Benedicto XVI, justas, ponderadas y llenas de criterio, vienen a darnos la razón cuando pregonamos, una y otra vez, la gran oportunidad que tenemos todos de hacer de Octubre el mes por excelencia del rezo y contemplación del Santo Rosario no como una arma sino como un medio eficaz para acercarnos a Cristo y para prepararnos bien a participar de lleno en la Eucaristía.
¡Queridos hermanos y hermanas!
En este momento de profunda comunión con Cristo, presente y vivo en medio de nosotros y dentro de nosotros, es hermoso, como familia eclesial, dirigirnos en oración a su Madre y Madre nuestras, María Santísima Inmaculada. Sicilia está sembrada de santuarios marianos, y desde este lugar me siento espiritualmente en el centro de esta "red" de devoción, que enlaza todas las ciudades y pueblos de la Isla.
A la Virgen María deseo ofrecer todo el pueblo de Dios que vive en esta amada tierra. Que sostenga a las familias en el amor y el compromiso educativo; que haga fecundos los brotes de vocaciones que Dios siembra ampliamente en los jóvenes; que infunda el valor en las pruebas, esperanza en las dificultades, que renueve el impulso para hacer el bien. Que la Virgen consuele a los enfermos y a todos los que sufren, y ayude a las comunidades cristianas para que nadie en ellas sea marginado o tenga necesidad, sino que cada quien, especialmente los más pequeños y débiles, se sientan acogidos y valorados.
María es el modelo de la vida cristiana. A Ella pido sobretodo que os permita caminar con decisión y alegría por el camino de la santidad, siguiendo las huellas de tantos luminosos testigos de Cristo, hijos de esta tierra siciliana. En este contexto quiero recordar que esta mañana, en Parma, ha sido proclamada beata Anna Maria Adorni, que en el siglo XIX fue esposa y madre ejemplar y después, cuando quedó viuda, se dedicó a la caridad con las mujeres encarceladas y en dificultad, para cuyo servicio fundó dos institutos religiosos. La Madre Adorni, con motivo de su constante oración, era llamada "Rosario viviente". Me complace subrayarlo en el inicio del mes dedicado al santo Rosario. Que la diaria meditación de los misterios de Cristo en unión con María, la Virgen orante, nos fortalezca a todos en la fe, en la esperanza y en la caridad.
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