(Desde El Cañamelar (Valencia - España) José Ángel Crespo Flor)
No por reiterativos queremos dejar de informar. Pero en esta ocasión más que informar lo que queremos en publicar un material de estudio y oración para que todos los afligidos por esta nueva lacra, la epidémía del cólera, que azota la caribeña Haití pase lo antes posible a la historia y se puede repoblar un país que en modo alguno puede sufrir lo que está sufriendo
Además, como tantas veces hemos dicho en este mismo blog, los que tenemos devoción al Cristo de los Afligidos tenemos la obligación de preocuparnos por el brote de cólera que está azotando lo que queda de Haití que es más bien, poco. Y debemos de preocuparnos porque el Marítimo, Cañamelar, Pueblo Nuevo del Mar, El Grao, Nazaret, Valencia , sufrieron lo que no está escrito con la epidémía del cólera que azotó todos estos lugares en 1885.
Tal vez sea por este motivo, tal vez por otro, lo bien cierto es que hemos recurrido a nuestro amigo, el sacerdote y párroco de Santa María del Mar, en el Grao de Valencia, Antonio Díaz Tortajada, para que, con su inteligencia certera, pedagógica y fácil construya este Padrenuestro. Un Padrenuestro que sirve para todo el mundo, para Haití y para el Cañamelar, para el rico y para el pobre, para el blanco y el negro para .. todo enfermo. Es un Padrenuestro que habla sí, de enfermedad pero también habla de esperanza, de paz, de salud. Tiene un recuerdo para los afligidos del Cañamelar y Pueblo Nuevo del Mar. Se trata en definitiva de un Padrenuestro que llega en el momento justo, preciso y cuanto más lo necesitan nuestros hermanos de Haití.
¡Ojalá con esta oración que ahora y aquí les presentamos, nuestro pensamiento 'vuele' a aquella gente!. En realidad se merecen vislumbrar una 'nueva primavera' donde florezcan las flores y donde los árboles comiencen a dar frutos. Una 'nueva primavera' que quiero pensar, dará luz, contenido y esperanza donde ahora mismo existe sombras, dolor y sufrimiento sin que nadie vea, por el momento, la luz del túnel.
PADRENUESTRO ANTE LA ENFERMEDAD
Padre nuestro,
Señor del cielo y la tierra
en cuyas manos está la salud y el remedio,
la muerte y la vida,
y para que se conserven los hombres en ella,
y sanen de todas sus enfermedades,
no solo pusiste tantas virtudes
en las yerbas y plantas para curarlas
sino que pusiste a tus santos ángeles
como especiales abogados,
contra tantas y tan diversas enfermedades,
como a las que vivimos sujetos los hombres.
Ayúdanos a ver que la enfermedad
tiene una parte muy importante en nuestra vida.
Ella nos ayudará a ser plenamente
las personas que tú quieres que seamos.
No permitas
que perdamos o desperdiciemos
lo que tú quieres hacer con nosotros
para hacer completa nuestra vida en esta tierra
y para preparar nuestra vida contigo en el cielo.
Perdónanos, Señor,
por todas las veces que te hemos fallado,
por nuestros fallos
contra nosotros mismos y los demás.
Al mismo tiempo,
perdónanos a todos los que nos han fallado
de alguna manera y nos han herido.
Ahora no podemos orar de la manera que quisiéramos.
Estamos doloridos, cansados y confundidos.
Te pedimos que aceptes cada respiro nuestro
como un acto de amor y de confianza en Ti.
Tú eres nuestro Salvador.
Queremos descansar sobre tu amante corazón
en la seguridad y en la paz,
como un niño en los brazos de su padre.
Sabemos que tú no nos abandonarás jamás.
Te amamos, mi Señor,
y quisiéramos amarte con todo nuestro corazón
Líbranos ahora y siempre en Haití, en Asia o África
de todo contagio y epidemia
como libraste a los afligidos vecinos
del Cañamelar y Pueblo Nuevo del Mar.
No solo Señor te pedimos
nos libres de las enfermedades
que amenaza a los cuerpos,
sino también de las que matan las almas.
Amén.
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