Si existe un puerto de montaña en la ronda francesa que todo el mundo asocia al ciclismo ese no es otro que el Tourmalet. Un mítico puerto y que todo el mundo que se dedica a esto del ciclismo quisiera que figurase en si historial deportivo pero su dureza es tanta que son muy pocos los que pueden presumir de haber vencido en ese puerto. Además, hablar de Tourmalet es hacerlo de Lourdes porque en muchas ocasiones los ciclistas han tenido que atravesar el pueblo donde se encuentra uno de los santuarios más visitados del mundo para adentrarse en la población francesa de Pau y encarar las primeras rampas de todo un gigante del deporte de ‘las dos ruedas grandes’: el Tourmalet.
El ciclismo español ha tenido una presencia notable en su cima. Estos son algunos de los que pasaron como cabeza de carrera en este puerto mítico desde que en 1910 existe como puerto de ciclismo de la ronda gala, sin duda alguna la mejor carrera del mundo por etapas: Julian Barrendero (1937), Federico Martín Bahamontes (1954, 1962 y 1963); Julio Jiménez (1964, 1965, 1967); Andrés Gandarias (1970); Gonzalo Aja (1974); Francisco Galdos (1976), Pello Ruiz Cabestany (1985); Laudelino Cubino (1988); Miguel Angel Martínez Torres (1990); Javier Pascual (1997).
Como un homenaje que la organización del Tour de Francia ha querido hacer a ese centenario del mítico Tourmalet, se subirán todos los puertos pirenaicos que se ascendieron en 1910, cuando Octave Lapize, que atravesó a pie el Tourmalet en cabeza, llamó “criminales” a los organizadores que habían programado esas subidas inhumanas.
ALGUNAS DE SUS CARACTERíSTICAS
El Col du Tourmalet, Puerto del Tourmalet o simplemente Tourmalet es un paso montañoso localizado en el centro de los Pirineos franceses. Tiene una altitud de 2.115 metros sobre el nivel del mar.
El puerto de montaña permanece cerrado durante la temporada invernal, tiempo en el que forma parte del dominio esquiable de la estación de esquí de La Mongie, situada en la parte este del mismo. El puerto no tuvo carretera hasta que en 1846 Napoleón III ordenó la construcción de una ruta termal.
El Tourmalet es especialmente conocido por su relación con el Tour de Francia, ya que desde que se subió por primera vez en 1910 se ha convertido en uno de sus puertos más famosos por su dureza e historia.
ORACION A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES (SEÑORA DE LOS PIRINEOS)
por Antonio DÍAZ TORTAJADA Sacerdote-periodista
Señora de los Pirineos:
En el corazón de estas montañas confluyen tu mirada maternal y la de tantos hijos tuyos que dominados por la enfermedad los achaques y el dolor acuden a tus pies. Tu eres la causa de nuestra alegría, ilumina a cuantos lleguen a estas montañas para que te reconozcan como Madre y Señora en medio de tanta belleza, y así se dejen atraer por la bondad y belleza del Creador que hizo de ti el vértice de la hermosura humana y divina.
Tu te acercaste en medio de estos peñascos hace 150 años a la niña Bernardita Soubirous y te manifestaste como la Inmaculada Concepción, y aquí en medio de tanta belleza pusiste tu casa y, sin cesar, dispensas los dones de tu Hijo
Tu quisiste fijar tu morada en estas verdes y ásperas montañas de Francia, para ver mejor desde lo alto de las cumbres los gozos y esperanzas, alegrías y tristezas de tus hijos. Hoy llegamos ante tu bella imagen trayéndote la flor perfumada de nuestro corazón.
Te cantamos hoy, como te cantaron ayer y te cantarán siempre todas las generaciones: ¡Tú eres la flor más hermosa y el fruto más preciado de la humanidad! Eres la bendición pura de Dios en el corazón del mundo y de la Iglesia. Bendita, porque creíste y te fiaste de Dios, porque a Él consagraste, por entero, las fuerzas de tu alma y de tu cuerpo.
Tu eres Señora de los Pirineos tú eres la sierva del Señor, nuestra Madre y Reina. Tu eres la bella morada de estos cerros, que este reencuentro contigo en tu imagen sea el reencuentro con cada uno de nuestros hermanos.
Tu que eres la Madre de Dios y nuestra y todo lo puedes. Te pedimos, Señora, desde este corazón de los Pirineos que es tu cueva, tu casa tu trono por todos los que invocan tu nombre en tantos otros lugares que, esparcidos en la geografía del mundo, son faros de fe, santuarios donde brota el fervor de la esperanza, morada tuya donde tus hijos se reúnen en torno al altar.
Préstanos esos tus ojos misericordiosos para que aprendemos de ti a encontrar la música y la letra, el tono justo de las bendiciones que debemos pronunciar los unos sobre los otros.
Dános tu valiosa ayuda para que podamos llegar un día desde estas Pirineos a la resplandeciente montañas del paraíso y reinar eternamente contigo. Amén.
Descubrimiento para el ciclismo
Alphonse Steinés, uno de los artífices de la Grande Boucle, viajó desde París a los Pirineos por orden de Henri Desgrange, patrón de la carrera, con la misión de descubrir un reto para la edición de 1910 (la 7ª edición). En una época en la que la ronda francesa apenas incluía en su recorrido dificultades montañosas, Desgranes temía no obstante que la cordillera pirenaica fuera excesivamente dura para los ciclistas.
Steinés llegó al Tourmalet una mañana de invierno con coche y chófer. Tras realizar gran parte de la ascensión, el chófer tuvo que parar el coche a 4 kilómetros de la cima debido a la abundante nieve. Con la noche ya próxima, Steinés se bajó del coche y emprendió a pie el camino hasta la cumbre, apareciendo medio día después casi congelado en el pueblo de Bareges, tras haber logrado llegar a la cima. Steinés, antes de calentarse y cambiarse de ropa, se dirigió a la oficina de telégrafos del municipio para enviar a Desgranges el siguiente mensaje:
Atravesado Tourmalet. Muy buena ruta. Perfectamente practicable.
La mentira de Steinés, cuyo mensaje de siete palabras pasaría a la posteridad, convenció a Desgranges, quien aprobó la inclusión del Tourmalet en el recorrido del Tour de ese mismo año, lo que supuso el estreno de los Pirineos y de este mítico puerto en la ronda gala.1
El primer ciclista en coronar su cumbre fue Octave Lapize, quien llegó con el maillot amarillo a París, ganando el Tour de ese año.
En 1913, Eugène Christophe rompió la horquilla de su bicicleta en el Tourmalet y tuvo que repararla él mismo en una forja en Sainte-Marie-de-Campan para poder continuar la carrera.
Así las cosas los organizadores han querido hacer un guiño a los Pirineos para celebrar el centenario de su primer paso, por lo que ese macizo, que se afrontará en la última semana de carrera, concentrará la principal dificultad. Cuatro etapas pirenaicas, con dos pasos por el Tourmalet.
A tres días de la llegada a París el pelotón llegará a la cima del Tourmalet, algo que sólo se ha hecho en una ocasión, en los años 70 y que marcará el momento culminante del Tour de 2010. Será una etapa mítica, con el ascenso de la Marie-Blanque y de Soulor, en una edición en la que los organizadores han querido subir a todas las cimas que se ascendieron en 1910.
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